1) ¡Es muy abrumador! Los usuarios no pueden socializar con todos sus contactos, peor aún estar realmente informado sobre lo que hacen debido a las constantes actualizaciones. No suele ser cómodo, por ejemplo, tener a varios amigos conectados sin intercambiar palabra alguna.
2) Esconder evidencia incriminatoria de los empleadores. Hay quienes prefieren simplemente no aparecer en la red para esconder sus actividades en la vida real, pese a las opciiones de privacidad. Nunca falta otro contacto que revele lo que haces o basta un solo comentario negativo sobre el trabajo para perder el puesto.
3) Escapar de una ruptura. Cuando una pareja acaba su relación, y lo exhibe Facebook, siempre hay curiosos que preguntan sobre lo que pasó sin reparar en el daño emocional que significó la ruptura. Lo difícil de superar es no poder evitar la tentación de observar el perfil de la pareja para saber qué hace o simplemente saberlo de casualidad al ver el timeline.
4) Evitar la ansiedad. Facebook permite estar más conectado, pero no necesariamente más feliz. Como se suele compartir la información más favorecedora, los usuarios pueden experimentar angustia sobre sus propias vidas en la realidad.
5) Crisis existencial. El deseo de proyectar una imagen diferente en Facebook hace que los usuarios se pregunten sobre su identidad. La interacción en la red social acaba siendo una representación de lo que el usuario desea que los demás vean de él, y no siempre esta representación es la más rea
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